Perdí sus señas en el camino. Era un tipo gracioso. De voz aflautada. Vivía en una pensión y atendía una zapatería. Lo acompañaba los lunes, muy tarde, a ordenar nuevas partidas de zapatos. No sé qué fue de él. Cuándo partió ni hacia dónde. No fue mi amigo con todas las letras. Sin embargo, esa simple anécdota me permite viajar al tiempo en que escuchaba “Sometimes it Snows in April” de Prince y a toda la gente cuya imagen atraviesa esa música y esa letra.
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