Si la ficción imita a la realidad, la cinematografía política siempre se queda corta en materia de guiones. La realidad-real puede ser mucho más explosiva y ridícula que la película más disparatada de este género. Pensemos en algunos “argumentos” que no llegaron al cine. No, todavía.
Famoso aunque pésimo actor de aún menos memorables westerns sueña con que un día alcanzará la presidencia de los Estados Unidos ¡y lo consigue! Una modelo-cantante conquista el corazón del presidente francés y juntos arman un dúo musical y una fantástica telenovela mexicana. Un presidente de los Estados Unidos mantiene extrañas relaciones íntimas con una ex becaria en el Salón Oval. Un simbólico habano cubano es utilizado en las secuencias más provocadoras de su “película” erótica. Un gobernador de Carolina del Sur se enamora perdidamente de una argentina y se “pierde” en Buenos Aires. Lo descubren la mujer, los hijos y sus votantes, y lo dejan solo, por supuesto. Y hay más, mucho pero mucho más que algún día tal vez llegue a la pantalla grande.
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